España / Comunidad de Andalucía / Provincia de Málaga / ÁloraÁloraRegreso a Andalucia Inicio |
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Álora es una localidad y un municipio español de la provincia de Málaga, en la comunidad autónoma de Andalucía. Está situado en el centro de la provincia, dentro de la comarca del Valle del Guadalhorce y el partido judicial de Málaga. Su término municipal tiene una extensión de 169,62 km² que abarcan un amplio territorio en el que se localizan tanto grandes formaciones del relieve malagueño, como suaves colinas ocupadas por cereal, olivos y encinar, así como huertas de frutales y hortalizas que cubren el fondo del valle. Su población alcanza los 13 003 habitantes, según datos del censo del INE de 2015. La historia de Álora se remonta a la prehistoria en el Hoyo del Conde, a poco más de un kilómetro de la ciudad. El medio ecológico (caza, agua, protección natural) favorecía esta presencia hasta que los turdetanos de Tartessos y los fenicios descubrieron las posibilidades comerciales de la zona. A estos últimos corresponden los cimientos del castillo, que más adelante aprovecharían los romanos fortificándolo. Los habitantes son conocidos como aloreños o "perotes".3 Geografía[editar] Su término municipal se extiende por un amplio territorio en el que se localizan las grandes formaciones del relieve malagueño. Por el norte del Arco Calizo Central se encuentra el paraje natural de El Chorro, la Sierra de Huma (1191 m) y el Desfiladero de los Gaitanes, donde se encuentra el famoso Caminito del Rey (llamado así porque lo inauguró el rey Alfonso XIII). Por el oeste, la Sierra de Aguas (949 m) se prolonga hasta estas tierras el complejo montañoso de la Serranía de Ronda, aportando un paisaje de pinares que se extiende desde el río Guadalhorce hasta la carretera que une Álora con Carratraca. Al este del Guadalhorce, el paisaje es de formas suaves con pequeñas colinas ocupadas por cereal, algunos olivos y restos de viejo encinar; es el paisaje del corredor natural que cruza la provincia desde Periana hasta Álora separando la Cordillera Antequerana de los Montes de Málaga. Montes que también sobresalen en Álora por la mitad occidental del término con su característico paisaje laberíntico de lomas, cubiertas en su mayor parte por olivares, almendros y matorral. También puede llamarse a Álora el balcón del Guadalhorce por sus paisajes recoletos de gran belleza a base de huertas de frutales, hortalizas y naranjales que cubren de verde el fondo del valle salpicado de numerosas casas de labor. Situación[editar] Entorno Natural[editar] El paisaje del municipio de Álora se caracteriza por dos ambientes bien distintos. Por un lado, el 'Valle del Guadalhorce', dominado por el río Guadalhorce y por otro, las montañas del 'Sistema Bético'. El Valle del Guadalhorce se caracteriza por el cultivo de cítricos y aceitunas aloreñas que ofrecen al visitante un paisaje espectacular de nuestra naturaleza. Las calizas de la 'Sierra de Huma' (1119 metros), en el norte del municipio, la 'Sierra de Aguas' (949 metros) y El Hacho (559 metros) son las tres grandes montañas del entorno. Desfiladero de los Gaitanes Es una zona de gran belleza. Se halla en El Chorro, a 12 kilómetros del casco urbano. Se trata de un cañón con más de 100 metros de altura donde el río Guadalhorce ha cortado como si fuera un cuchillo los estratos de la 'Sierra de Huma'. A las paredes de esta garganta se adosa el famoso 'Caminito del Rey', de unos 7 kilómetros de longitud, cerrado al público durante años, y nuevamente visitable desde 2015. Rodeando la garganta o desfiladero y con un total de 2.016 hectáreas encontramos el Paraje Natural 'Desfiladero de los Gaitanes', con un paisaje de gran belleza con espectaculares formaciones rocosas de diferente origen y distinta edad geológica. La Garganta divide al paraje en dos mitades, con paredes cuyas caídas superan en algunos casos los 300 metros. La altitud máxima se encuentra en el pico de la Huma, con 1.119 metros. Esta zona es punto de encuentro para los amantes de la escalada. Vegetación y fauna La vegetación comprende extensiones de pino carrasco, sabinares, encinas y acebuches, así como romero, tomillo, jaras, etc... Asociada a los puntos de agua aparece una vegetación de zarzas, enredaderas, sauces, chopos y eucaliptos. La fauna del paraje constituye uno de los valores de mayor importancia, con multitud de especies protegidas: buitre leonado, alimoche, águila real, águila perdicera, halcón, cernícalo vulgar, cabra montés. Historia[editar] Hay restos prehistóricos en diferentes yacimientos aloreños, entre los que destacan las Terrazas de Canca, Cerro de las Torres, Peñón del Negro, Hoyo del Conde, Alhaja Prieta y la Cueva de los Infantes. Los tipos de materiales encontrados son utensilios de uso doméstico y herramientas de caza. La historia de Álora se remonta a la Prehistoria en el Hoyo del Conde, a poco más de un kilómetro de la ciudad. El medio ecológico (caza, agua, protección natural) favorecía esta presencia hasta que los turdetanos de Tartessos y los fenicios descubrieron las grandes posibilidades comerciales de la zona. Los fenicios fundaron una gran cantidad de colonias a lo largo de las costas del Mar Mediterráneo. Una de las factorías que implantaron los colonos fenicios se asentó en la desembocadura del río Guadalhorce, siendo el objetivo principal la explotación de los minerales, aunque poco tiempo después empezaron a llevar a cabo el aprovechamiento de los recursos agrícolas. Estos hechos hicieron que fueran muy buenas las condiciones de intercambio comercial entre los fenicios y los pobladores autóctonos del Valle del Guadalhorce. Los testimonios de estas actividades comerciales aparecen en Álora en el Cerro de las Torres y en el Peñón de la Almona, en forma de cerámica realizada a torno y con diferentes tipologías según su utilidad, tales como ánforas, cuencos, ollas, vasos. Cuando se produjo la caída de la cultura fenicia, en la provincia de Málaga, se reparten el territorio, quedando estos en la costa. Mientras, en el interior, el pueblo íbero se instalaba en las zonas más elevadas del territorio. En Álora, los íberos situaron su poblado en el Cerro de las Torres, lugar donde encontraron unas excelentes condiciones defensivas para controlar la vía de penetración del río Guadalhorce. Muy relacionado con dicho poblado, está un alfar localizado en las faldas del Cerro de las Torres, que funcionó entre los siglos III y I a.C., respondiendo a la demanda de la zona, fabricando cerámica decorada a base de círculos concéntricos de color rojo vinoso. A estos últimos corresponden los cimientos del castillo, que más adelante aprovecharían los romanos fortificándolo. La presencia de Roma ha dejado importantes huellas en estas tierras, desde el miliario que señalaba la calzada romana, en el que aparece la expresión Municipium I[luronen]sium (año 79 d. C.) hasta diversos restos (como la mención de dos miembros de la élite, de la gens o familia Munnia) que prueban que Álora fue población romana de derecho latino, con el nombre de Iluro. Según las inscripciones epigráficas conservadas, Iluro, tuvo estatuto municipal como 'Municipium Iluritanum' y estuvo gobernado por dos Duunviros como magistrados locales. La ciudad formó parte de una de las principales rutas comerciales de la provincia que conunicaba entre si a las principales ciudades del corredor del valle del río Guadalhorce hasta el puerto de Malaca (Málaga), apareciendo numerosos vestigios de monedas por todo el municipio como consecuencia de la importante actividad comercial de la comarc en la época romana. La ciudad romana de Iluro se encontraría rodeada de numerosas villas rústicas y centros de explotación agrícola, en las que se producía la tan apreciada trilogía mediterránea: olivo, vid y trigo. Ejemplos de esta tipología de villa son Fuente Chamizo, Arroyo Cureña, El Tesorillo y Olivar de la Tumba, conteniendo esta última, una infraestructura excavada en la roca que se utilizaba para extraer aceite. Muy importante fue también la producción de cerámica en alfares ubicados en los lugares cercanos a las vías de comunicación. Algunos de los restos encontrados son Terra Sigilata y Terra Hispánica, vajilla romana con el sello del alfarero que la elaboró, ánforas y jarras para aceite y vino. Edad Media[editar] La fortaleza de Álora sería el órgano central del que dependerían los distintos yacimientos de época musulmana encontrados en el término municipal tales como El Sabinar, El Castillejo, Paredones y Los Cerrajones. De este modo, han sido numerosas las monedas encontradas en sus alrededores debido a la gran actividad comercial de Al-Andalus. Es también importante destacar, la utilización de acequias y aljibes para el regadío y la recogida de agua en las huertas de cítricos, mientras que el cultivo de secano era a base de grandes extensiones de tierras, sembrada de trigo y olivos. Durante toda la Edad Media los reyes cristianos intentaron en vano tomar por asalto el inexpugable castillo de Álora, que resistía uno tras otro todos los ataques castellanos. En uno de éstos murió al pie de sus murallas, en 1434, el conocido Adelantado de Andalucía Don Diego de Rivera, que supuso en su época una trágica noticia que se encargó de difundir el conocido Romance de Alora que se reproduce íntegramente en una placa situada en la entrada de la fortaleza. El último y definitivo intento de asalto y conquista del castillo aloreño sucedió al comienzo de la Guerra de Granada (1482-1492) Las tropas de los Reyes Católicos, situaron el campamento en el lugar que hoy ocupa el Convento de Flores, quedando la fortaleza de Álora en manos de cristianos en el mes de junio de 1484 tan sólo dos años después de haber dado comienzo la guerra que acabaría con el dominio de ocho siglos de presencia militar islámica ininterrumpida en la península ibérica. Tras la conquista de ésta importante plaza fuerte nazarí, la reina castellana Isabel la Católica mandó construir la primitiva Iglesia de Santa María de la Encarnación sobre la Mezquita Árabe en el interior del recinto de la fortaleza árabe. Edad Moderna[editar] Según el Catastro del Marqués de la Ensenada en año 1751, durante el siglo XVIII Álora contaba con alrededor de 500 habitantes entre los que había 28 presbíteros y 8 minoristas, sin contar ermitaños ni frailes del Convento de Flores. Todo hace suponer que la iglesia debía poseer cuantiosas riquezas en las tierras aloreñas. Edad Contemporánea[editar] El siglo XIX, en la historia de Álora, tiene escaso relieve exterior. Estuvo marcado, como en toda España, por luchas intestinas entre absolutistas y constitucionalistas, carlistas e isabelinos, progresistas y moderados y republicanos y monárquicos. La desamortización de Mendizábal por parte del primer gobierno liberal de la monarquia española privatizó importantes y valiosos bienes eclesiásticos, desapareciendo fundaciones y capellanías. La iglesia local quedó por ello diezmada y empobrecida habiendo perdido casi todos sus bienes materiales. Con los comienzos del siglo XX, de casi idénticas características que el siglo anterior se inician las emigraciones, sobre todo a América. Las décadas posteriores a la Guerra Civil Española durante la posguerra a lo largo de los años 40 y 50 fueron difíciles y de reconstrucción tras la guerra . En los años 60, Alemania, Australia y Suiza acogen a los emigrantes perotes. En 1979 se celebran las primeras elecciones municipales democráticas en la localidad que gana UCD (Unión de Centro Democrático), siendo el primer alcalde democrático desde la guerra civil el candidato socialista Pedro Aranda Cuenca sustituyendo a Joaquín Fernández López de Uralde como último alcalde franquista desde 1965 hasta 1977. Monumentos y lugares de interés[editar] Castillo de Álora: está situado en el Cerro de Las Torres. Fue construido por los árabes, durante la Edad Media, aunque sus orígenes son fenicios y romanos. Su construcción se realizó en diversas etapas: durante el Emirato, la parte más sólida; durante los mentira, la elevación de la construcción; durante los Reinos de Taifas, la parte más frágil. El castillo, legado más importante dejado por los árabes en Álora, se divide en dos recintos amurallados; el superior, base de la primitiva fortaleza, es de planta cuadrada con seis torreones. El inferior, de forma irregular, se adapta al relieve a base de lienzos de muralla de mampostería. Entre los dos recintos existe una torre cuadrada que debió ser la torre de la Vela del castillo, a cuyos pies se encontraba la mezquita mayor. Desde el exterior del castillo podemos disfrutar de unas extraordinarias vistas del Valle del Guadalhorce. Su construcción se realizó en diversas etapas: Durante el Emirato, la parte más sólida. Durante los Califatos, la elevación de la construcción. Durante los Reinos de Taifas, la parte más frágil. La torre de la puerta de ingreso da entrada al recinto amurallado, a la cual se accede por un arco de herradura, único en occidente. En el castillo se distinguen dos recintos diferenciados. El primero, regular y homogéneo (recinto superior) con 6 torres cuadradas, construido en la época Califal. Por el contrario, el segundo recinto es mucho más irregular. Debió de estar formado por muros que rodeaban al primer recinto. Casi todos han desaparecido. Entre ambos recintos, nos encontramos una torre cuadrada llamada Torre de la Vela con planta cuadrada y dividida en tres cuerpos que van decreciendo en altura a medida que van subiendo. Destaca en este castillo la Capilla del Nazareno, cuya peculiar trayectoria histórica la sitúa en la principal mezquita en época árabe. Tras la conquista en época cristiana fue convertida en la iglesia dedicada a la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación. La primitiva parroquia empezó a construirse tras la conquista y para la fecha de 1.492 ya estaba construida totalmente. La reunión en la que se efectuaron los repartimiento de Álora tuvo lugar en la citada iglesia. Esta antigua parroquia es de estilo gótico y estaría compuesta por tres naves. Lo que nos ha llegado hasta nuestros días de aquella primera iglesia parroquial ha sido el altar mayor que es de planta cuadrada con pilares inundados de junquillos y nervaduras que ascienden para desembocar en una bóveda estrellada. El ejemplo más cercano a este edificio, tanto geográficamente como arquitectónicamente, lo encontramos en la Iglesia del Espíritu Santo de Ronda. Pasados aproximadamente dos siglos de su construcción, se iniciaron las obras para lo que es la actual Iglesia Parroquial, lo que produjo cierto estado de abandono y ruina en la iglesia primitiva, a lo que se sumó un fatal terremoto en 1.680 que la dejó en el estado en el que la encontramos hoy en día. Desde 1.641 preside el altar de esta vetusta iglesia el Nazareno de las Torres, imagen que desapareció durante la Guerra Civil. Durante nueve años la capilla se mantuvo sin culto hasta que en 1.945 llegó una nueva imagen realizada por el perote Navas Parejo que nos presenta un Nazareno ligeramente inclinado por el peso de la Cruz. Desde 1.953 está acompañado por la Virgen de las Ánimas (obra del mismo autor y que fue concluida por su hijo a causa de su muerte). También podemos ver la llamada Torre del Homenaje, que es la más elevada de todo el recinto superior y la única reconstruida. El Adelantado de Andalucía, Diego Gómez de Ribera, llegó aquí en 1.434 al frente de sus tropas, que se rindieron ante la ciudad cuando el adelantado cayó muerto delante de las murallas. Estas escenas darían lugar al conocido romance fronterizo que ha llevado el nombre de nuestra ciudad por todo el mundo y que podemos ver escrito en la entrada del castillo.
Mirador Ali Ben Falcum "al Baezi": donde se puede leer el Romance de Álora, la Bien Cercada y que está situado en la explanada de entrada al castillo desde donde se divisa el espectacular y bello paisaje de la fértil vega de Álora
Convento de Nuestra Señora de Flores: el Santuario de Nuestra Señora de Flores está situado a unos 2 km del casco urbano de Álora, dirección a la localidad de Carratraca. Desde este lugar se puede disfrutar de un maravilloso y único paisaje. A la izquierda, la Sierra de Abdalajís; enfrente, Virote y El Chopo. Al fondo, El Torcal. Y detrás, el Monte Hacho, Sierra de Aguas. El Convento es obra del siglo XVI. A finales del mismo, los Franciscanos Recoletos, de la mano de fray Diego Gómez fundan el convento. Estos permanecen en él hasta 1835 en que, exclaustrados por la Desamortización de Mendizábal, lo abandonan. La Iglesia posee una sola nave en cuyo altar mayor hay un camarín de estilo barroco con interesantes yeserías en el que está situada la imagen de la Virgen de Flores, patrona de Álora. Esta imagen fue entregada por Isabel la Católica en los Reales Alcázares de Sevilla a un grupo de vecinos de Álora en 1502 y debe su adovación de Flores a los vecinos de Encinasola que repoblaron Álora tras la reconquista. Esta imagen data de finales del S. XV principios del siglo XVI y ha sido restaurada en diversas ocasiones.
Iglesia de la Veracruz: está situada en la calle Veracruz. Se remonta al siglo XVI, cuando fue levantada para conmemorar la victoria sobre los moriscos sublevados. Su construcción se financió con la venta de doce moriscos. La fachada está dividida en tres cuerpos. En el primero, la portada se encuentra descentrada en cuanto a la fachada. En el segundo cuerpo tenemos unas líneas que sobresalen conduciéndonos hasta los pináculos del tercer cuerpo. Éste último cuenta además con una espadaña con un solo vano para albergar la campana que está datada en el S. XVIII. Esta iglesia ha sufrido numerosas restauraciones que han hecho que modifique en un alto porcentaje su estado original.
Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación: situada en la Plaza Baja de la Despedía. Es un símbolo para el pueblo junto con el Castillo Árabe. Es una de las iglesias más grandes de la Diócesis de Málaga, después de la Catedral de Málaga. En un principio se ubicó en lo que fue la mezquita del castillo árabe. A medida que el pueblo iba variando de situación y el vecindario iba aumentando, se pensó en la necesidad de construir otra iglesia parroquial mejor situada. Se acordó la edificación en la Plaza Baja, posteriormente llamada "Plaza Baja de la Despedía", ya que en dicho lugar se celebra cada Viernes Santo la tradicional "Despedía" entre las sagradas imágenes de Jesús Nazareno de las Torres y María Santísima de los Dolores Coronada. Su construcción duró casi un siglo, entre 1600 y 1699. La iglesia presenta una planta rectangular con 3 naves separadas por robustas columnas toscanas, de módulo chato, que voltean arcos de medio punto de rosca moldadura en cuyas enjutas aparecen pinturas de los apóstoles. Tres imágenes son las muestras escultóricas más relevantes: Santísimo Cristo Crucificado de los Estudiantes (obra de José Navas-Parejo); una Dolorosa (anónima del S. XVII, en la nave de la Epístola) titulada como María Santísima de los Dolores Coronada; y las imágenes de la Cofradía de María Santísima del Amor y San Juan Evangelista. Además, en la nave del Evangelio, un San Francisco de Asís, en madero policromada .Durante los siglos XVI y XVII sufrió grandes transformaciones, a causa de las obras llevadas a cabo, principalmente la iglesia (1600-1699), que sustituyó a la primitiva de las Torres, edificada sobre la primitiva mezquita. A mediados del siglo XIX se le hizo una verja de hierro —hoy desaparecida— y que bordeaba la puerta principal. En este tiempo se edificó en la plaza, esquina a la calle Bermejo, el Hospital de San Sebastián, que desapareció a raíz de la desamortización. Nuestra Señora de la Encarnación vino a sustituir a la primitiva que los Reyes Católicos mandaron construir sobre la mezquita existente en el castillo. Es citada en los repartimientos tras la conquista en junio de 1484 con un lote de tierras «de las mejores». La destrucción de este primitivo templo planteó la necesidad de edificar uno nuevo que se lleva a cabo a lo largo de todo el siglo XVII. Rosario Camacho, en su obra «Arquitectura y urbanismo del barroco», lo atribuye a Pedro Díaz Palacios. Es una obra de cantería de tipo columnario, cubierta de armadura mudéjar y a la que se añadió una cabecera cupulada en 1699, obra de Pedro Manuel García. Su construcción fue financiada por el municipio y por el Obispado. El primero contrata en especies. La «joya de la corona» de la iglesia fue su retablo. Acontecimientos felizmente superados tuvieron mucho que ver en su destrucción. Fue este retablo, según notas de la época, magnífico y grandioso, y ocupaba el frontal de la capilla mayor. Su autor fue Francisco Martínez Primo. Según la hojita parroquial, el beneficiado don Tomás Estrada lo trae a sus expensas y costea otras obras que se realizan en el altar mayor. «El retablo —continúa el mismo documento— estaba labrado, modelado y esculpido en madera. Se componía de tres cuerpos superpuestos rematados por un Calvario que lo coronaba hasta la media naranja en que se remata la capilla mayor. La única muestra que ha sobrevivido son los cuatro frescos que representan a los evangelistas y que según Moreno Carbonero son de inferior calidad a los frescos que representan al resto de los apóstoles que aparecen en los arcos de la nave central. Fueron restaurados en 1859 por el pintor antequerano José María Batún. Cuando estas líneas vean la luz ya estarán en marcha las obras de recuperación de tan estimable obra que recuperará una Casa de Oficios. Dejará Álora, cuando salga, desde el templo, por la puerta principal que se abre a la plaza Baja de la Despedía, bajo el balcón de los beneficiados. Álora fue rica, con un pasado lleno de gloria y leyendas. Para muestra, la del Abidárraez Abancerraje: «Nacido en Granada,/ criado en Cártama,/ enamorado en Coín,/ frontero en Álora». Cuando viene a desposarse es hecho prisionero por las tropas de Rodrigo de Narváez, alcaide de Álora. Llora apesadumbrado su suerte después de un combate valeroso. Conocido por el alcaide, le concede la libertad con la promesa de volver, cosa que cumple en compañía de su esposa. Admirado por tanta nobleza, Rodrigo solicita el perdón del rey de Granada, cosa que obtiene concediendo la libertad. Convendrá conmigo que tan hermosa leyenda es una pena que no fuese verdad. El Barranco se sube por la calle Ancha o por la calle del Postigo. Los pueblos viejos, y este lo es, conviven con la historia con la misma naturalidad que las brisas de la mañana juegan con las hojas más altas de los árboles. Llegará, cuando se acerque, a las raíces del pueblo, en la Plaza Baja de la Despedía, y al frente se abren dos posibilidades: subir al castillo o visitar la iglesia de la Encarnación, que la tiene al alcance de la mano. Le sugiero, primero, que inicie el paseo. Luego, al bajar, se puede acercar al templo. De entrada debe saber que, hasta los años 50 en que se levantó San José de Carranque, fue el mayor templo de la diócesis después de la Catedral. Es soberbia. En piedra, de estilo columnario. Al verla sabrá por qué los obispos de Málaga, cuando venían destinados a esta tierra, entraban por aquí y evitaban el conflicto con la Colegiata antequerana. Se topará con un barrio antiguo, con sabor acumulado, después de muchos siglos oteando vientos y horizontes con su blancura encalada. Folclore, en Frasquita Benítez; El Piyaya y El Mosca, Catalina, La Calabaza... O el nacer de algo tan único como la malagueña cunera, que creó Juan Reyes «El Canario», al que, por celos, mataron una noche de agosto en el puente de Triana, en Sevilla. La Álora primitiva se asentó en Canca, cerca de aquí. La ladera era propicia: buena orientación y agua, pero era difícil de conservar. Luego, por mor de las defensas, los miedos, y por el andar del tiempo decidieron abandonar el costado oriental del Hacho y se trasladaron al Cerro de Las Torres, que es como aquí se le llama al castillo. En su cumbre se asentó la Iluro romana (un aljibe recientemente descubierto) y luego Al-a-orá, Al-ura, y ahora Álora, en torno a la fortaleza. Suba despacio por la calle Ancha. Casi en el entronque con la plaza se encontrará la primera sorpresa. Una placa en cerámica vidriada dice «El ingenioso hidalgo Don Miguel de Cervantes Saavedra ejerció en este lugar por los años de 1586 a 1593 su empleo de comisario del rey». Después fue pósito de granos, aljolí de la sal, carnicería y cárcel del partido. Construido en el siglo XVI, se usó de Sala Capitular. Calle Ancha Es una de las más antiguas de Álora. En sus comienzos fue la calle principal que unía la Plaza Baja de la Despedía y el mirador de Sidi-Ali-El Bari. En una de sus primeras casas hay colocada una placa que hace alusión a la estancia de Miguel de Cervantes como escribano en Álora entre 1587 y 1593. No debemos olvidar que la calle ancha sólo tenía viviendas a su lado izquierdo. En su lado derecho se cuenta que enterraron a los muertos en la epidemia de la peste. La calle Ancha se llama así porque era la principal y más ancha del pueblo. Actualmente, es impresionante ver en ella la subida del trono de Nuestro Padre Jesús Nazareo de las Torres en el Viernes Santos de la Despedía, cuando los Paracaidistas suben rápidamente con el trono. Calle Carril Baje, cuando haya terminado, por la calle del Carril. Primero eche una ojeada a la estación. Se le aparecerá como el primor de una miniatura. El río, con su puente de hierro casi en desuso, y las huertas, que se encuentran salpicadas de casas blancas y que se agrupan en dos núcleos, Bella Vista y la barriada del Puente. Ambas se dispersan hacia los lagares. En un recodo, casi de sopetón, volverá a aparecer el pueblo. Mejor, baje, porque vendrá haciéndolo desde que dejó el castillo, del que ha bordeado la muralla. Un trozo de lienzo —«el mojón del barranco»— recuerda cómo y de qué manera los habitantes se pegaron y usaron las murallas como paredes de la propia casa. La calle del Carril arranca de la de Toro, junto a la plaza Baja, saliendo al camino que desemboca en el asiento de los clérigos y que continúa hasta lo alto del monte de las torres, hallándose enclavada entre las de Postigo y la de Toro. Formó parte del antiguo arrabal, como lo atestiguan las paredes de algunas de sus casas de la acera derecha, con ventanas que recuerdan la época de la conquista. En aquel tiempo había un camino con una empinada escalera formando zigzag que, descendiendo por la rápida vertiente del monte, ponía a la población en contacto con el nombrado después real de Córdoba. Y a Coín por el río, cuyos cortes en el macizo rocoso y rápidas vueltas se conservan todavía en algunos sitios. En la fuente de la calle Parra las mujeres solían abastecerse de agua Plaza Baja. Antes se llamaba de la Despedía, nombre que se le dio en reconocimiento del emérito acto que cada mañana de Viernes Santo se celebra entre las cofradías de Jesús y Dolores, donde los portadores delanteros de los tronos, a la señal convenida de un maestro de ceremonias, llevan el regocijo a propios y el asombro y admiración a los extraños que cada vez en mayor número abarrota la plaza. Esta plaza está situada en la parte inferior del pueblo y su antigüedad corresponde al periodo inmediatamente posterior a la conquista, cuando comenzó a extenderse por la vertiente norte del monte de las Torres. En ella desembocan las calles Postigo, Ancha, Bermejo, Real y Toro, formando el dédalo de calles referido anteriormente. En 1536, hacia la calle Toro y a espaldas de la Real —de lo que se deduce que la plaza no estaba cerrada como lo está hoy—, había una pequeña huerta y varios solares, según el investigador local Antonio Bootello. Plaza Fuente Arriba Le viene dado este nombre por la situación de la plaza, ya que existe otra más abajo, llamada Plaza Baja de la Despedía. Es el centro neurálgico del pueblo y en ella se encuentra el Ayuntamiento. Antiguamente, en esta plaza había un convento (un beaterio bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción de monjas franciscanas construido en el siglo XVII). Este edificio fue destruido durante la Guerra Civil y se crearía una plaza nueva más amplia tal como la conocemos hoy. Más tarde, los escombros de aquel edificio serían diseminados en la construcción de la moderna barriada de Poca Agua. Calle La Parra Es una de las calles con más historia de Álora. Su importancia ya se inicia en el siglo XVII con la fundación del Beaterio que existía en la actual Plaza Fuente Arriba. La burguesía que vino con la construcción del ferrocarril Córdoba-Málaga en la segunda mitad del siglo XIX se instaló rápidamente en ésta calle que al principio fue conocida con el nombre de Marqués de Sotomayor. En 1.898, el Ayuntamiento de Álora adquirió un solar (el lugar que ocupa hoy la actual Casa Consistorial) para construir su propia sede municipal. Después, a raíz de la destrucción del convento de la Fuente Arriba, ocupó el centro de la plaza hasta la actualidad.. Calle Zapata Empieza al pie de la calle La Parra y termina en la calle de Algarrobo, ocupando buena parte de su anchura las calzadas de varias casas de su acera derecha. En tiempos antiguos tuvo dos callejuelas, la del Limón, que daba a la calle Bermejo, y otra que daba a la calle Real. En un corto periodo de tiempo se llamó de la Cilla, por estar en ella la Cilla Decimal, almacén donde guardaban el trigo. Aunque el nombre más usual es el de Zapata, por haber tenido allí casas propias personas con dicho apellido. Su antigüedad es del año 1547. Calle Atrás Es una de las calles más largas del pueblo. Comunica la parte baja del pueblo con la alta, al mismo tiempo que une las dos plazas principales. La importancia de esta vía radica en que es una de las calles más usadas para la comunicación de la parte alta con la baja de la población. Ya antes había tomado mucha importancia con la edificación de la iglesia parroquial en el siglo XVII y el convento de las monjas en el siglo XVIII, que ocupaba la entrada y salida de la misma. En esta calle existe un mosaico que hace alusión a los meceeros, que pertenecen a una antigua tradición popular aloreña que tenía lugar durante las Navidades y simbolizan el encuentro de novios y pretendientes. Los meceros se instalaban en las calles más estrechas en las que se mecían a las mozas, mientras les cantaban canciones, como la que se puede leer en el mosaico. En la casa número 55 de ésta calle (número 64 entonces) hay una placa que conmemora la estancia del rey Felipe IV acompañado de su valido Don Gaspar de Guzmán Conde Duque de Olivares el día 2 de abril de 1.624.
Romance de Álora[editar] cercóte el Adelantado una mañana en domingo, de peones y hombres de armas el campo bien guarnecido; con la gran artillería hecho te habían un portillo. Viérades moros y moras todos huir al castillo; las moras llevaban ropa, los moros harina y trigo, y las moras de quince años llevaban el oro fino, y los moricos pequeños llevaban la pasa y el higo. Por cima de la muralla su pendón llevan tendido. Entre almena y almena quedado se había un morico con una ballesta armada, y en ella puesto un cuadrillo. En altas voces decía, que la gente había oído: -¡Tregua, tregua, Adelantado, por tuyo se da el castillo!- Alza la visera arriba, por ver el que tal le dijo; asestárale a la frente, salido le ha al colodrillo. Sacóle Pablo de rienda, y de mano Jacobillo, estos dos que había criado en su casa desde chicos. Lleváronle a los maestros por ver si será guarido. A las primeras palabras el testamento les dijo. Así es Álora[editar] Con sus casi ciento setenta kilómetros cuadrados de término municipal, Álora es una comarca eminentemente agrícola, que se eleva hasta las cumbres del Hacho, para, desde el Monte Redondo, otear el mar. Del mar han venido las brisas que refrescan los calores del estío y las influencias fenicias que dejaron sus huellas bajo los muros de su castillo. De allende el mar vinieron romanos y árabes que dejaron restos de quintas en Villa Pompilla, Canca o La Alcubilla, o, cuando no, en su castillo, en la blancura de sus casas blancas entre el verdor de naranjales y limoneros, en su vocabulario, en su gastronomía o en su folklore. Álora en abril, es un alambique de perfumes que suben con el azahar de sus huertas al caer la tarde o al romper el sol que salva los "lagares" y envía sus primeros rayos. Con el otoño la hojas doradas muestran un pueblo lleno de colorido y sabor; el invierno en Álora es dulce y suave; el verano... BASTIÓN A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS Álora es una tierra de antigua civilización mediterránea con vestigios de la prehistoria - hachas neolíticas en el Hoyo de Conde o el Sabinal- y con restos romanos y árabes. Álora ha sido una región de paso, expuesta a los ataques y contraataques, a las dominaciones y contradominaciones. Cada una de estas fases históricas ha dejado una señal que podemos descubrir en una búsqueda emocionante. Ciudad fronteriza, llave de entrada desde las tierra interiores hacia el mar, fue un baluarte apetecido de reyes castellanos que, en vano, durante la Edad Media, buscaban una penetración hacia Málaga, o hacia otras tierras del reino de Granada. En Álora es posible gozar de las bellezas de la naturaleza, y al mismo tiempo, de la cultura, enriquecida con el paso del tiempo, que la hace singular y única. INFORMACIÓN DE INTERÉS Con casi 15.000 habitantes, Álora se halla a la mitad de camino entre el mar y las tierras interiores de la provincia de Málaga, en la falda del monte Hacho y asomándose a la Vega del Río Guadalhorce. El clima tiene una estrecha relación, con su situación geográfica y orográfica. Este valle está flanqueado por montañas en sentido descendente hacia el mar, y está cerrado a los fríos vientos del norte por la Sierra de Abdalajís. De esta forma, Álora tiene un estupendo clima meridional cálido, y la etapa de frío es mínima, sin que se llegue nunca a temperaturas muy bajas. Álora fue ciudad íbera -alfar del Arroyo Hondo- romana, arrasada por los visigodos en el Siglo V y árabe. Reconquistada por los Reyes Católicos en 1484, perteneció a la jurisdicción de Málaga, de la que posteriormente se emancipó. Sufrió un ostracismo en los siglos posteriores y los avatares de la Guerra de la independencia. Política y administración[editar] Alcaldes desde las elecciones de 1979 "Escudo: en campo de gules un castillo de oro mazonado, y aclarado de azur, adiestrado un león contornado, coronado, lampasado y armado del mismo metal, que se apoya en su pared. Al timbre corona real española cerrada, que es un círculo de oro engastado de piedras preciosas, sumando de ocho flores de hojas de acanto de oro (cinco vistas), interpoladas de perlas, de cuyas hojas salen otras tantas diademas de oro, sumadas de perlas, que convergen en un mundo de azur, con un ecuador y un semimeridiano de oro y sumado de una cruz de oro, y la corona forrada de gules." Álora está integrado en el Consorcio de Transporte Metropolitano del Área de Málaga, que varias rutas de autobuses interurbanos en su territorio. Pueden consultarse en el siguiente enlace Con la Tarjeta de Transporte del Consorcio se puede abonar además en las líneas de ferrocarril de Cercanías, en los autobuses urbanos de Málaga, Alhaurín de la Torre y Benalmádena, en el Metro de Málaga y en el sistema de alquiler de bicicletas públicas del Ayuntamiento de Málaga, Malagabici. Cultura[editar] La esencia de "La Despedía" es prácticamente la misma desde sus comienzos, un solo hombre por varal y la correspondiente genuflexión de los de la parte delantera, a la señal del mayordomo de turno, que cada año es de una de las dos cofradías; hemos de señalar igualmente que mientras los tronos fueron menos pesados, en cada genuflexión se rezaba un Padrenuestro, mientras la multitud expectante esperaba en silencio. La tradición de las tres genuflexiones y los correspondientes Padrenuestros, la continúan los hermanos del Nazareno antes del encierro de la imagen cuando, después de "La Despedía", llega a Las Torres la imagen del Nazareno a hombros de la Brigada Paracaidista del Ejército de Tierra (BRIPAC), que es Hermano Mayor Honorario de la Archicofradía. La BRIPAC tiene el honor de tener las Llaves de Oro de la Ciudad de Álora, por su agradecimiento en los más de 50 años de vinculación con Álora, ya que fue en 1957 cuando acudió a desfilar por primera vez ante la sagrada imagen del Nazareno de las Torres. CRUCES DE MAYO FESTIVAL DE CANTE GRANDE FERIA DE ÁLORA ROMERÍA DE LA VIRGEN DE FLORES DÍA DE LAS SOPAS PEROTAS Deportes[editar] Instalaciones deportivas municipales: - Campo de Fútbol Nuestra Señora de Flores - Pabellón Municipal de Deportes Antonio Henares Sierra - Campo de Fútbol El Puente (bda. el Puente) Deportistas perotes destacados[editar] Por lo demás, otras creaciones del lugar son: el bolo, el majillo de espárragos, una especie de gazpacho al que llaman "pimentón", y el calabacete. En repostería, las empanadillas de batatas, los roscos de puerta de horno y el exquisito y refrescante "helado de avellana" (granizada realizada con avellanas que se disfruta en los calurosos meses veraniegos. Perotes ilustres[editar] Wikipedia
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